sábado, 12 abril 2025
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Salario mínimo y Paridad del Poder Adquisitivo en América Latina y El Caribe

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"El salario mínimo debería ayudar a garantizar que las y los trabajadores se beneficien de una justa distribución de los frutos que resulten de su capacidad laboral": Juan Trímboli.

Por Juan Trímboli*

El salario mínimo nominal mensual es el monto total en “papel moneda” que una persona trabajadora recibe por sus servicios en ese lapso de tiempo; es decir, es la retribución legal establecida antes de cualquier deducción por impuestos, seguridad social u otras retenciones de ley.

En razón de que los salarios mínimos se establecen en la moneda nacional de cada país, que normalmente se deprecia con el transcurso del tiempo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ofrece estadística que resulta de convertir dichos salarios en dólares estadounidenses. En el caso de América Latina y El Caribe, la información de la OIT sobre los salarios mínimos nominales mensuales en dólares estadounidense cubre a 16 países de la región.

Se observa que la metodología seguida por la OIT para establecer el salario mínimo nominal en todos los países ha tomado en cuenta el salario mínimo genérico nacional, con la excepción de El Salvador, San Vicente y Las Granadinas, Panamá y Granada que ha considerado el salario mínimo del sector manufactura; en Ecuador aplica lo que denomina piso nacional; y en Chile es el salario mínimo para adultos.

Según la OIT, los salarios mínimos nominales van desde los US$274 en Perú hasta los US$1126 en Bahamas; lo que genera una diferencia de 310% de salario mínimo superior en Bahamas en comparación con Perú. El siguiente gráfico muestra el salario mínimo nominal en 2024 en la región.

Las regulaciones que conducen al establecimiento del salario mínimo legal son un antídoto ante malas prácticas empresariales que sólo buscan beneficios a partir de la precarización del trabajo y el salario. Por tanto, este es un tema crucial para la economía familiar de amplios sectores poblacionales, que solo pueden aspirar al goce de esa remuneración mínima por su trabajo.

El salario mínimo debería ayudar a garantizar que las y los trabajadores se beneficien de una justa distribución de los frutos que resulten de su capacidad laboral y ser un elemento integrante de las políticas destinadas a superar la pobreza y reducir la desigualdad, incluyendo las disparidades que existen entre hombres y mujeres.

En muchos países, la ausencia de una visión incluyente del desarrollo conduce a intensos debates y a veces a la resistencia y oposición desde el mundo empresarial a casi cualquier incremento en el salario mínimo; esto, a pesar de la existencia de importantes estudios en varios países sobre el efecto benéfico que produce el aumento del salario mínimo en la economía y la sociedad.

Avanzar hacia un salario mínimo nominal digno es muy importante, pero hay que tener en cuenta que dichos salarios no reflejan en forma suficiente la capacidad de compra que adquieren las y los trabajadores al recibir dicha retribución. Por ello, la OIT también ha desarrollado una metodología que permite un mejor acercamiento al verdadero valor de los salarios mínimos.

Esta metodología integra las Paridades de Poder Adquisitivo (PPA), que vienen a proporcionar un mejor marco para evaluar los ingresos y los costes laborales en diferentes economías, lo que a su vez garantiza que los datos reflejen comparaciones internacionales precisas ajustadas a las variaciones del nivel de precios.

La Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable (FCCR), con sede en Chile, ha analizado la información de la OIT sobre salarios mínimos en dólares Paridad de Poder Adquisitivo que, en el caso de América Latina y El Caribe, abarca a 30 países y el resultado de este ejercicio es sorprendente, tal como se observa en el siguiente gráfico.

Los datos anteriores muestran que el salario mínimo en dólares PPA más alto es el de Guatemala, superior en un 53% que el de Bolivia (ubicado en la segunda posición) y en más del 800% en comparación con Haití (ocupa la última posición).

También llama la atención que los países con salario mínimo nominal más alto (caso de Bahamas y Barbados), luego de aplicar la metodología de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), sus salarios mínimos en dólares PPA pasan a la posición 5 y 27, respectivamente. Lo contrario sucede con Bolivia, cuyo salario mínimo nominal es el penúltimo y su salario mínimo en dólares PPA es el segundo más alto.

Para que el salario mínimo cumpla con la función de proteger a la persona trabajadora contra el pago de remuneraciones bajas, es importante que los países adopten una política activa de actualización, buscando mantener y mejorar su capacidad adquisitiva.

Este tema es parte del contenido del informe Economía y Sociedad, elaborado por la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable y que se puede leer y descargar siguiendo este enlace  https://bit.ly/EconomiaYsociedad-Febrero2025.

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* Presidente de la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable.

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Juan Trímboli Vercesi
Juan Trímboli Vercesi
Sociólogo uruguayo, dirige el Blog “Consumo y Ciudadanía”; preside la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable, ex Director de la Oficina Regional de Consumers International para América Latina y el Caribe, y colaborador de ContraPunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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