Papito corazón: salgamos todos del clóset

"El Día del Orgullo gay ocupa los aparadores de las tiendas, las fachadas de los negocios, desplazó abrumador al Día del Padre": Gabriel Otero.

Por Gabriel Otero.

El mensaje mediático es claro: no hay mejor padre que el que se adelantó, el que falleció después de intentarlo, “el viejo mi querido viejo ahora ya caminas lerdo”* directo al sarcófago para adornarlo de recuerdos maravillosos. A los otros, a los papás sobrevivientes nos catalogan como una especie al borde de la extinción, no es ningún logro si sacamos adelante a nuestras familias, eso es de adultos funcionales, producto de la educación de nuestras madres, y si tuvimos hijos es nuestro entero compromiso.

Foto: Gris Otero.

El Día del Padre es ya una efeméride secundaria en el calendario de celebraciones anuales, para el liberalismo salvaje es rentable iluminar los colores del arcoíris y pregonar el sexo libre y sin amarres, porque jamás se envejece y todo es libertad, no importa cuantos sexos existan, la inclusión está de moda y el amor desfasado, consumir chocolate produce más placer y es más barato.

¿Para qué tener hijos si el planeta está a punto de estallar? Mejor cuidar gatos y perros para enfocarles los apegos a los adultos adolescentes y nunca sacrificar la individualidad, el bendito yo sobre todas las cosas, el culto del dios ego sobre la segunda persona del plural, el nosotros.

Foto: Gris Otero.

El Día del Orgullo gay ocupa los aparadores de las tiendas, las fachadas de los negocios, desplazó abrumador al Día del Padre, porque a estas alturas ha colmado la displicencia del género masculino por asumir su rol y obligaciones, que de tanto invocar al padre ya nadie lo espera porque nunca llegó. Así son la mayoría de los papás de hoy, no están cuando deben y su apoyo ni siquiera es moral.

Lejos se encuentra Papá Corazón, aquella novela setentera en la que se exaltaba la paternidad ideal en un orfanatorio y en la que Andrea del Boca, actriz y cantante argentina, exclamaba que no había en el mundo un ser como su papá.

Foto: Gris Otero.

Y como daguerrotipos e imágenes corroídas por el óxido de la memoria, yacen las reuniones dominicales familiares presididas por el paterfamilias, cuando la efigie y la palabra del padre valían su peso en oro molido y eran ejemplos para seguir por su temple y fortaleza.

Nada de eso nos concierne ya, los papás dedicados somos escasos y no educamos a nuestros hijos con enseñanzas decimonónicas porque el respeto y el amor prevalecen, y el ejercicio de la sexualidad es una elección personal.

Foto: Gris Otero.

Y si hoy es imprescindible la visibilidad de la sexualidad privada, y no falta nada para que nuestros hijos e hijas nos digan: papito corazón, salgamos todos del clóset, quizá entonces será mejor volver a celebrar el Día del Padre con devoción.  

Por lo pronto, hoy es el Día del Orgullo, la manifestación de los colores del arcoíris.

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* Canción tradicional del Día del Padre escrita Jose Tcherkaski y Piero Antonio Franco De Benedictis e interpretada por este último.