Martes 4 de marzo del 2025
Desde antes del momento de nacer el ser humano desarrolla su instinto, es sorprendente como un feto instintivamente se alimenta por medio del cordón umbilical de su madre, más sorprendente es aún como también se alimenta de las energías, sentimientos y emociones de ella.
Por naturaleza el ser humano cuenta con el instinto como método fundamental de supervivencia, pues, a diferencia de los animales con nuestro crecimiento y desarrollo nuestro instinto se convierte en conciencia, así como por naturaleza contamos con nuestro instinto de la misma manera contamos con el razonamiento y la conciencia.
El razonamiento es una herramienta que permite controlar nuestros impulsos, los impulsos también son parte de nuestra naturaleza, el impulso es el elemento fundamental que determina nuestro instinto, es decir, nuestros impulsos se convierten en acciones y estas acciones en consciencias y es este proceso el que con el crecimiento y van moldeando con madurez y conciencia nuestros instintos y nuestros impulsos.
¿Cómo un bebe sabe que necesita alimentarse cuando tiene meses de nacido? ¿Cómo un bebe sabe que llorando obtiene el alimento de su madre? ¿Qué siente un bebe al sesear su necesidad que nace del instinto de alimentarse? ¿Cómo corresponde la madre al instinto de su hijo? ¿Cómo se complementa el instinto de madre e hijo en los primeros meses de niño o incluso en su infancia?
Recuerdo muy orgullosamente cuando tenía nueve años, fue en esa etapa de mi vida donde florecieron con mucha fuerza mis impulsos y mi instinto. Un día mi mamá me llevó al colegio a principio del año, pues tenía que cómprame mis útiles escolares, uniformes, zapatos, yo observé un grupo de niños jugando baloncesto, yo le dije a mi mamá que la iba a esperar en la cancha observando a esos niños jugando baloncesto.
Le pedí a mi mamá que cuando iniciara el año escolar me permitiera participar de los entrenos de baloncesto del colegio a lo que ella accedió por mi gran cantidad de energía e hiperactividad. Recuerdo muy bien que me encontraba muy ansioso por iniciar los entrenamientos y afortunadamente llegó el día del primer entreno.
Tuve la fortuna de contar con un muy buen entrenador, me enseñó los siete fundamentos necesarios, me enseñó a utilizar las dos manos para rebotar y lanzar, luego de un tiempo de entrenamientos logré ser parte del equipo de mini baloncesto del colegio y esto me permitió inconscientemente poner en práctica mis impulsos e instintos en una etapa muy determinante de mi vida.
De alguna manera el baloncesto me atrapó de una manera tan especial que me impulsó a insistirle a mi mamá que me permitiera ser parte del equipo del colegio y mi instinto me permitía ser creativo, anticiparme a mi contrincante, a comprender en qué momento debía hacer una penetración, hacer un tiro o pasar el balón, o incluso en que momento ejercer más presión a la hora de defender. En conclusión, el baloncesto fue mi primera experiencia de raciocinio y control de mis impulsos y mis instintos.
Gracias a ese instinto e impulso formé parte de cinco selecciones de El Salvador, participé en diferentes torneos internacionales que me llenaron y llenaron de mucha satisfacción a mi familia.
Con el tiempo mi orientación de mis impulsos e instintos se fueron transformando, y es precisamente en este momento donde comprendo que mi instinto debe de sobreponerse a mi impulso, pues este es un ejercicio diario que fortalece la conciencia.
Como mencioné anteriormente por naturaleza somos seres impulsivos e intuitivos, debemos aprender a canalizarlos, analizarlos, transformarlos de manera racional, pues esto nos permitirá tener consecuencias positivas que no solo nos beneficiaran a nosotros, también beneficiaran a las personas que tenemos cerca.