El problema radica en la falta de información que brinda las autoridades y al creciente movimiento de ambulancias en los centros penales.
La imagen del monumento al Divino Salvador del Mundo, fue el sábado por la noche, testigo mudo del sufrimiento de decenas de madres y familiares que lloran a sus hijos, quienes han sido capturados por el sistema represivo público sin presuntamente tener deudas pendientes con la justicia.
El problema radica en la falta de información que brinda las autoridades y al creciente movimiento de ambulancias en los centros penales.
“Sabemos que hay detenidos que se están muriendo, las familias se enteran hasta que las funerarias llegan a sus casas a ofrecerles el servicio”, lamentó Armando Durán, quien tiene 42 días sin saber de la situación en que se encuentra su padre.
Explica que su papá fue detenido el primero de abril, y que desde ese día solo sabe que está en el penal de Izalco. “Yo, al igual que los presentes en esta vigilia, queremos saber si nuestros familiares están bien. Queremos que al menos nos dejen verlos de lejos o escuchar su voz”, aseguró Duran.
Según Armando, quien reside en La Paz, se mantienen en una lucha constante para que les reciban alimentos, colchonetas o al menos medicamentos. “Nos hemos reunido aquí para pedir a las autoridades que nos dejen alimentar a nuestros familiares”, detalló.
Hasta el pasado 9 de junio, 39,415 capturas reportó el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública.