Desde Ginebra, Juan Gasparini.
La suspensión del financiamiento estadounidenses de las oenegés consagradas a la ayuda humanitaria basadas en Ginebra, en el marco del sistema multilateral de protección y promoción de los derechos humanos en torno a la ONU, ha convulsionado a una trama de 400 oenegés y 39 organizaciones internacionales. Destacan las que socorren a poblaciones traumatizadas por las guerras y el cambio climático, brindando atención alimenticia y acceso a medicamentos.
«Ningún fondo del gobierno americano puede ser utilizado a fin de promover la diversidad, la igualdad o la inclusión, a ningún nivel y de ninguna manera», dice la carta recibida por las oenegés a fines de enero pasado, firmada por Elon Musk, a cargo del Departamento de la Eficacia Gubernamental (DOGE) de Estados Unidos, que ha provocado una emergencia entre las oenegés, obligadas a cancelar programas, debiendo ahora elegir entre víctimas mal alimentadas, violadas o maltratadas, como se observa en Sudan, Ucrania, República democrática del Congo, o Bangladesh, por ejemplo.
«¿Pueden Ustedes confirmarme que vuestra organización no trabaja con entidades asociadas al comunismo, al socialismo, al totalitarismo, o a cualquier otra entidad vinculada a creencias antinorteamericanas.., y que no ha recibido ningún financiamiento de China, Rusia, Cuba o Iran, y que vuestros proyectos no se refieren al clima o la justicia medio ambiental?», exigiendo una respuesta escrita antes del 31 de agosto próximo, se lee en la carta de Musk a las oenegés.
Los amenazados por la misiva, equiparan su contenido con «un ciclón o un cataclismo», que destruye «el ecosistema mundial de ayuda humanitaria». Dicen que hay millones de vidas en juego, y el impacto sobre la salud es «colosal con la multiplicación de virus, epidemias y pandemias, que no tienen fronteras». Temen el cese de proyectos de ayuda que Washington identifique con los principios humanitarios de «diversidad, equidad e inclusión», en especial los asistidos por organismos locales ayudados desde Ginebra, o por aviones de la ONU.
La ola de recortes a la ayuda humanitaria internacional que se vienen de citar, no excluyen a la propia Suiza, que programa restringir o cesar progresivamente su apoyo financiero a ONUSIDA, a la UNESCO, y a la solidaridad mundial por la educación. También al Programa Mundial para el Desarrollo (PNUD), a la entidad por la igualdad y la autonomización de sexos, y a países como Albania, Bangladesh y Zambia, pudiendo afectar la distribución mundial gratuita de preservativos. Todo esto para reforzar su Ejército y ayudar a Ucrania.