Chanchullo (Segunda parte)

"La realidad es que el América y Televisa tienen bastante peso en la Federación Mexicana de Fútbol": Gabriel Otero.

Por Gabriel Otero.

DESDE EL OMBLIGO DE LA LUNA

En 1959 Emilio Azcárraga Milmo, dueño de Telesistema Mexicano,  antecedente de la empresa transnacional Televisa, adquirió el club América para ir conociendo el fútbol  y conseguir la sede del mundial en 1970. Azcárraga pretendía hacerlo rentable y transmitir los partidos con patrocinios, dando origen a uno de los equipos más publicitados en el mundo y a un negocio que impulsaría la liga profesional mexicana.

Nunca fue para menos, el club a pesar de haber sido creado en 1916, tenía cuatro campeonatos ganados en la década de 1920 y un par de campeonatos de copa en cuarenta años, que mejor que una televisora para maquillar una historia discreta y transformarla en triunfadora para que las masas identificaran sus aspiraciones y se sintieran propietarias del fenómeno.

La televisora se convertiría en una fábrica de sueños, porque “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil.” (Azcárraga, 10 de febrero de 1993).

Televisa sería, además, la principal proveedora de entretenimiento televisivo de habla hispana durante décadas, exportaría telenovelas a diversos países y programas cómicos como Chespirito, Los Polivoces, La Carabina de Ambrosio y No empujen, entre otros, que tuvieron repercusiones en la cultura popular de América Latina.

Roberto Gómez Bolaños, creador de personajes como El Chapulín Colorado y El Chavo del Ocho, nunca imaginó los efectos que tendría en el imaginario colectivo fuera de México y la respuesta de generaciones que continuaron viendo sus programas hasta épocas muy recientes.

En México no tuvo el mismo impacto, tal vez porque la gente no se identificaba con estos personajes por cuestiones de idiosincrasia y por considerar su humor demasiado pueril.

Sin embargo, Gómez Bolaños o Televisa, encontraron la fórmula ideal para disfrazar la penetración del Club América en la mente de la niñez mediante personajes como El Chanfle o El Chavo del Ocho, el primero se desempeñaba como utilero en el club de fútbol, y el segundo gritaba “Gol de Borja” cuando jugaba en la vecindad, refiriéndose a uno de los primeros ídolos del América.

La historia del club ha sido como los culebrones de Televisa en los que se exaltan los personajes tipo, héroes y villanos, y en esa invención y en el terreno juego, han esparcido el mito del ADN americanista que sale a relucir ante cualquier adversidad y superar cualquier obstáculo.

La realidad es que el América y Televisa tienen bastante peso en la Federación Mexicana de Fútbol, en el pasado gestionaron exitosamente dos mundiales y van por la realización del tercero en 2026, siendo México el único país en lograrlo.

Y esta influencia del club ha sido caldo de cultivo para todo tipo de presumibles chanchullos: favores o sobornos arbitrales, campeonatos casi regalados por ser disputados por equipos de la misma empresa, y modificación de las reglas a su antojo.

Como sucede en estos casos y en otros, la dulzura del negocio se impone a la amargura de las certezas y las sospechas, aquí nadie sabe ni nadie supo, pero que se sigan jugando los campeonatos.

Y porque en México las cosas se hacen de manera diferente, ódiame más*.

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* Slogan institucional del Club América.