viernes, 3 mayo 2024
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El más íntimo derecho

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"En los senos familiares aún se vive una fuerte coerción a los horizontes a que pueden aspirar las mujeres": Carlos Velis.

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Por Carlos Velis.

El 11 de abril de este año, tuve el agrado de participar en la presentación del libro de Myrna López Águila: “El más íntimo derecho”; una novela escrita desde la vivencia de una mujer con una vida fascinante. Su capacidad narrativa, ya la conocía con su libro autobiográfico “Renata, memorias de una guerrillera”.

Con una prosa fluida y muy rica en imágenes, nos relata la vida de seis mujeres en la década de los 70. Mujeres sencillas, que enfrentan problemas cotidianos, comunes a todas las mujeres. Pero no sencillos. Llamar común al abuso, el engaño, el sometimiento, la opresión moral, el chantaje y la burla de sus sueños, es no tener idea de lo que hacen estas “sencilleces” en el alma de una persona, hombre o mujer, pero especialmente a ellas, porque no encuentran apoyo en su comunidad.

Myrna refiere que se trata de una novela de amor romántico, pero yo veo que profundiza más allá, al plantear aquellos sueños de amor, desde las relaciones de poder del hombre, incluso coercitivas que encajan la vida de una mujer en moldes tan estrechos, que solo le marcan el camino de buscar su realización en una relación de pareja.

Surgió una pregunta: ¿Cuánto hemos cambiado después de 50 años? La respuesta parece obvia, el ingreso de las mujeres en todos los órdenes de la sociedad, profesionales, técnicas, deportistas y hasta en espacios que eran privativos de los hombres, como la judicatura, la policía, la aviación civil, el arbitraje del fútbol. Sin embargo, no es tan sencillo. En los senos familiares aún se vive una fuerte coerción a los horizontes a que pueden aspirar las mujeres.

El sistema social ha sido diseñado así y mantenido por inercia. Desde la misma definición social de hombre y mujer: “varón” y “hembra”. “Varón”, dice la RAE: “1. m. Persona del sexo masculino. Sinónimos: hombre, macho, caballero, señor. 2. m. Hombre que ha llegado a la edad viril. 3. m. Hombre de respeto, autoridad u otras cualidades. Y abunda en ejemplos, como “buen varón”, “santo varón”, etc. En cambio “Hembra”, dice la RAE: “1. f. Animal del sexo femenino. 2. f. mujer (‖ persona del sexo femenino). Sinónimos: mujer, fémina, dama, vieja, china”. El chiste se explica solo.

En nuestro país, estos paradigmas se cumplen con rigor. Las niñas nacen como hembritas, luego crecen como hembras y, cuando desarrollan, los hombres les llaman con un término muy procaz para este artículo. Luego, vienen los chistes y la depauperación de su imagen; lo peor es que se da entre sus seres más cercanos. Parafraseando a Hanna Arendt, es la banalización del mal, tan criminal como cualquier acto de violencia, porque se perpetra contra su psiquis. Esos son los golpes que jamás se curan.

Pero todo conflicto tiene dos partes. El hombre no nace con los prejuicios y los paradigmas patriarcales. Aunque es un tema extenso como para otro artículo, solo dejo planteada la complicación, “el mandato de masculinidad” que menciona Rita Segato.

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Carlos Velis
Carlos Velis
Escritor, teatrista salvadoreño. Analista y Columnista ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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